lunes, 9 de agosto de 2010

Belen Chavanne en revista Luz


Inquieta, divertida y explosiva. Así es la nueva incorporación de Casi Ángeles IV, la serie televisiva éxito entre los pre-adolescentes. Aunque apenas alcanza los 21 años, asegura que quiere vivir arriba de un escenario. Aquí, sus señas particulares, tips de belleza y un estilo excéntrico para vestir.

Hay un aspecto innegable en las elecciones del elenco de Cris Morena: suele acertar con actrices en potencia que, pese a su juventud, tienen todo lo que hay que tener. Carisma, encanto, personalidad, ángel. Sobrados ejemplos lo demuestran: Agustina Cherri, Marcela Kloosterboer o Luisana Lopilato, sólo por nombrar algunos de sus hallazgos. “Cuando mi representante me avisó que me querían ver de su productora me detuve y me dije ¡Belén cuánta responsabilidad! Pero amo la cámara, el escenario, actuar y es lo que quiero para toda mi vida, así que me presenté y aquí estoy, feliz de estar incluida en este proyecto”, relata la flamante modelo y actriz después de la experiencia positiva de Champs 12. La serie de América que, aunque no midió como se esperaba, fue una suerte de semillero para las actrices más chicas.
A la entrevista llega envuelta en una capa negra, botas de caña alta con taco y un gorro de piel sintética que, junto a sus grandes ojos azules, le dan el aspecto de modelo rusa. Pronto, su modo de hablar la delata y el equipo de producción suspira aliviado: es Belén Chavanne, cara de la campaña de 47 Street y reciente miembro de las huestes de Cris Morena Group para Casi Ángeles, en su cuarta temporada. Su personaje arrancó en marzo y se llama Nina: nada menos que la tercera en discordia de la pareja principal: Thiago (Peter Lanzani) y Mar (Mariana Lali Espósito).
A pleno con las presentaciones que la tira tiene en el teatro Gran Rex para la temporada de vacaciones de los niños, se muestra más radiante que nunca y ensaya su mejor sonrisa ante el fotógrafo que se muestra agradecido por la multiplicidad de poses y gestos que Belén le propone a la lente. Sus ojos color cielo son, sin duda, su fuerte. Pero también su energía, predisposición y alegría. “Mi actitud y mi manera de encarar la vida se refleja mucho en mi vestuario. Soy algo contestataria, auténtica, espontánea y me divierte provocar. Para salir a pasear por Recoleta elijo un pantalón chupín bien ajustado color negro, sobre éstos, me calzo unas medias largas amarillas y lo acompaño con borcegos violetas y una remera rotosa con chaleco varios talles más grande que el mío ¡Las señoras al pasar se escandalizan!”, disfruta. La rebeldía también se traslada a la utilización de los productos de belleza en algunos casos. “Adoro pintarme las uñas una de cada color: una colorada, otra negra, otra azul, otra verde”, enumera. “Hasta me gusta cómo queda cuando se van desgastando y suelo dejarlas así, como una suerte de look rocker. Si salgo de noche, opto por ojos bien marcados con sombra negra con iridiscencias, delineador y máscara de pestañas para conseguir una mirada fuerte en contraste con una boca pálida. Para un outfit perfecto uso calzas, remerón con un hombro descubierto, peep toes con tacos imponentes y una campera de cuero ultragastada, comprada en ferias de ropa usada”.



Sin embargo, a la hora de los secretos que perduran abundan los que tienen que ver con el cabello: “Si con algo soy obsesiva, es con el cuidado del pelo. Me plancho el flequillo con alisado progresivo para que no se erice y en el resto me aplico una fórmula mágica: el Bed Head Control Freak de Tigi y un producto que traigo de afuera, el Surf Spray de Bumble & Bumble, me deja de raíz a punta el pelo pesado, sin frizz, toda una maravilla, sin la cual no concibo salir de casa”.
Para la gimnasia se confiesa algo descuidada aunque replica “¡Con el teatro alcanza, nos movemos mucho más que en una clase de actividad física y encima es divertido!”. Pero reconoce que debería mejorar los hábitos alimentarios y ser más sistemática con los horarios de las comidas. Entre tanto, procura tomar bastante agua. “Es bueno para limpiar el organismo, para la piel y para estar fresco y con ganas”, puntualiza. Fiel a estas declaraciones, pide un botellón de agua mineral sin gas antes de irse y se aleja besando y dando las gracias a todos alrededor. Toda una promesa.

Fuente: Revista Luz (Gracias Lourdes

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